_05 ¿Y NUESTROS AGRICULTORES?

Uno de los argumentos habituales de los países ricos para justificar sus subvenciones a la agricultura es que son imprescindibles para mantener las pequeñas explotaciones agrarias familiares, el campesinado, el trabajo en el campo y las formas de vida tradicionales. Sin embargo, los datos lo desmienten de manera contundente. La mayoría de las subvenciones van a parar a explotaciones agrícolas de gran extensión, a menudo vinculadas a grandes empresas agroindustriales.

Veamos, por ejemplo, los datos de las subvenciones concedidas en Estados Unidos entre 1995 y 2004:
TIPO DE AGRICULTOR
NUMERO DE AGRICULTORES
% DEL TOTAL DE AGRICULTORES
% DEL TOTAL
 DE LAS SUBVENCIONES
CUANTÍA DE
LAS SUBVENCIONES
(POR CADA AGRICULTOR)
GRANDE
30.000
1%
24%
más de 
1.000.000 $
MEDIO
570.000
19%
63%
aprox. 200.000 $
PEQUEÑO
2.440.184
80%
13%
menos de 7.000 

Las subvenciones incluso pueden perjudicar a los pequeños agricultores. Como hacen que la agricultura sea más lucrativa, las subvenciones pueden provocar un aumento de la demanda de tierra y, por tanto, de su precio. Cuando la tierra se encarece, hacen falta inversiones tecnológicas más costosas para hacer rentables las explotaciones agrícolas. A los pequeños agricultores, al final, les sale más a cuenta vender la tierra a los grandes productores que hacer estas inversiones.

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Font dades: Environmental Working Group’s Farms Subsidy Database, “Total USDA Subsidies in United States”