_09 NO PROTEGERÁS LA INDUSTRIA

Si desapareciesen las subvenciones y los aranceles progresivos, los agricultores pobres mejorarían notablemente sus rentas. Pero, aún así, un país que vive de la agricultura, por competitivo que sea en este sector, tendrá siempre unas expectativas de crecimiento económico muy limitadas. Los salarios que proporciona el campo son, siempre, más bajos que los de la industria. Si un país quiere progresar económicamente necesita un sector industrial mínimamente desarrollado.



Sin embargo, los países pobres nunca podrán crear y hacer crecer su industria si en sus fases iniciales no la protegen. Para que los países pobres puedan penetrar en los mercados mundiales y vender en aquellos sectores que hoy dominan los países ricos, han de poder preservarlos de los gigantes industriales ya existentes, normalmente occidentales, hasta que sean lo bastante fuertes como para competir con ellos.



¿Cómo se puede proteger una industria emergente? De dos maneras: poniendo aranceles a los productos extranjeros con los que tendrá que competir o por medio de subvenciones públicas. Los aranceles permiten que las industrias nacientes pongan unos precios más elevados que les permitan cubrir costes, que en esta fase inicial siempre son superiores a los de las industrias extranjeras ya consolidadas. Gracias a las subvenciones, pueden invertir y también dedicarse a la investigación para ser cada vez más eficientes y, por tanto, poder competir en un futuro sin necesidad de aranceles.

 


Sin embargo, la Ronda Uruguay, el acuerdo que fijó las actuales reglas del juego del comercio mundial, prohibió los aranceles y las subvenciones para los productos industriales. Esto limita claramente el proceso de industrialización de los países pobres y emergentes y, por tanto, obstaculiza notablemente su crecimiento económico. Si queremos que los países pobres y emergentes se desarrollen, se tendría que permitir que protejan sus industrias, en su fase inicial, para que puedan competir en los mercados mundiales.